lunes, 1 de noviembre de 2010

La triste realidad que nunca cambiará.



Se inicia un nuevo lunes de resaca liguera con resultados que pueden sorprender, pero que a mi manera de pensar sigue dando muestras de que la liga es cosa de merengues y culés. La diferencia de este “amanecer “ de semana de competición domestica es un partido de los que puede modificar la lucha de madridistas y culés: el derbi madrileño.
El Madrid llega en el mejor momento de la temporada, con la mayoría de jugadores habiendo sido protagonistas en el equipo alguna vez y formando un bloque cada vez más unido. Los colchoneros por su parte afrontan este partido con las dudas del empate ante el Almería, con los ecos de las dudas de muchos aficionados sobre Forlán (intolerables a mi manera de pensar) y con la sensación preocupante que este equipo se tambalea muy y mucho sin el Kun.
El resultado de este tipo de partidos siempre es incierto, ya que parece que cada partido estará marcado por algo nuevo que predecirá el destino del mismo. Pero creo que este año la lógica se debe imponer más que nunca, ya que este Madrid es muy superior jugador por jugador y línea por línea al equipo rojiblanco.
Me refería al principio de estas líneas de opinión a la triste realidad que nunca cambiará por una razón muy simple. Para los madridistas es un partido más, diferente ya que es un derbi que tiene una gran rivalidad, sí, pero saben que el lunes seguirá siendo lunes (que diría Mourinho) y el mundo seguirá siendo mundo. Por su parte para los aficionados atléticos este partido es el partido del año. Sí ganan en vez de pensar en todo lo que tienen que arreglar, todo estará solucionado, todo será perfecto. Craso error, ya que un partido no salva un año ni arruina otro. Por eso nunca se entenderá porque esa animadversión hacia los blancos, cuando hoy por hoy, y desde hace tiempo ya, la lucha de los atléticos en liga no es la misma que la del Madrid. Por eso, la triste realidad que nunca cambiará: la de los colchoneros pensando que los partidos contra los blancos son el partido del año. Algo muy lejos de la realidad.

Sergio.

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