lunes, 24 de octubre de 2011

Hasta siempre, Super Sic






La tristeza y el dolor inundaron ayer los 5600 metros y 14 curvas de Sepang. Marco Simoncelli, apodado “Super Sic” perdió la vida al caer con su Honda sobre la pista del trazado malayo y ser atropellado por Edwards y Rossi. Su fe y su lucha por mantenerse agarrado al manillar e intentar levantarse, le hizo no salir a la escapatoria e introducirse en la pista junto a ella. Relación de amor entre ambos, que quisieron despedirse juntos, pero acción fatal que le costó la vida. El Motociclismo pierde uno de los grandes, de los auténticos, alocado e imprudente a veces, pero sonriente, luchador y valiente siempre. Su recuerdo quedará para siempre en cada una de las pistas donde su paseo inconfundible melena, pero si una pista le recordará de forma especial esa será Sepang. Le vio coronarse como campeón de la ya extinguida categoría de 250cc, pero sobre todo nos dejo la última imagen sobre la moto de uno de los grandes de las dos ruedas. Eterna promesa, eterno recuerdo.


Resumen de prensa

El motociclismo lloró ayer la muerte de un italiano de 24 años, amante de las carreras y con suficiente talento y carisma para colocarse entre los más grandes. Falleció en el circuito de Sepang, en el Gran Premio de Malasia de MotoGP, tras un accidente en el que, como un año atrás Shoya Tomizawa, fue arrollado por dos motos, las de Colin Edwards y Valentino Rossi, su íntimo amigo. Los golpes en la cabeza, el cuello y el pecho, que le provocaron una parada cardiaca, fueron la causa de su muerte.
Era un bocazas. Pero uno de esos simpáticos, de los que se mete en charcos por bonachón, siempre dispuesto a pararse a charlar, a conceder un saludo amable, a regalar una sonrisa o provocarla. Sus rizos al viento, no especialmente bien peinados, salvo cuando se los sujetaba con un gran turbante, y sus andares desgarbados, los de un tipo alto y grande, eran una metáfora perfecta de sus maneras a la hora de desenvolverse en la pista y en la calle. No había grandes diferencias entre uno y otro. (Nadia Tronchoni, El Pais)

Marco Simoncelli (Cattolica, 1987) tenía dos personalidades muy diferenciadas. En la pista era muy agresivo, ambicioso, apasionado. A veces, irreflexivo. Con un talento innato para ir veloz. Fuera de ella, era afable, educado y simpático. Siempre, reflexivo (Jaime Martin, Marca)

Hacía un calor insoportable, pegajoso, y Simoncelli nos dejó helados en la sauna de Sepang. El piloto más agresivo del Mundial perdía la vida por querer eludir una caída inevitable. Rodaba la segunda vuelta y ya arriesgaba al máximo. Como siempre. Luchaba con Bautista por la cuarta posición. Y el italiano perdió el equilibrio a lomos de su Honda. Intentó levantar la moto y la inercia le llevó al interior de la pista. Marco se cayó en medio del asfalto. Álvaro pudo esquivarle. Edwards y su amigo Valentino no pudieron hacer nada. Le arrollaron. Lo aprisionaron. Lo aplastaron. El casco del pupilo de Gresini salió volando. Ese casco desnudo, que durante cuatro años albergó la pelambrera más apoteósica del «paddock», presagiaba lo peor. Era una muerte anunciada. Los médicos intentaron salvar a Marco durante tres cuartos de hora. No era humanamente posible. El fuerte impacto que recibió en la cabeza, el cuello y el pecho era mortal. Michele Macchiagodena, jefe médico del Mundial, dio la mala noticia: «Falleció a las 16.56 horas, hora local». Las once menos cuatro minutos en España.
(Tomás Gonzalez Martín, ABC)


La vida es maravillosa, pero en ocasiones puede tornarse trágica. No hay otra forma de verla para intentar comprender cómo es posible que Marco Simoncelli haya perdido hoy la vida en un accidente mortal durante la segunda vuelta de la carrera de MotoGP en el GP de Malaisia. (Mela Chercoles, As)


El italiano Marco Simoncelli podría ser descrito como un piloto carismático e irreverente que no dejaba indiferente a nadie a su paso tanto en lo personal como en lo deportivo. Pero lo que todo el mundo sabe es que era uno de los grandes del campeonato del mundo de MotoGP.
Amigo íntimo de Valentino Rossi, este no pudo por menos que echarse la mano al casco cuando giró la cabeza sobre su Ducati Desmosedici para observar qué había sucedido, al ser testigo directo y casi involucrado en el accidente que le ha costado la vida a este joven piloto de Cattolica (Italia) de apenas 24 años.
(Publico)

Siempre saludaba con un "cinco de alto" (un máximo de cinco años) y una sonrisa, que eran el amigo periodista o simplemente por casualidad en su caja. Estaba en paz con todos, porque él estaba en paz con la vida. Con una gran fuerza interior, la que provenía de una familia especial, el mejor de su tribu. Todos unidos en el sueño de las carreras y la vida de aquellos que sólo ven en las películas o en los anuncios. Pero para ellos era realmente así. Marco fue fundamental, pero sin los privilegios de la "estrella". Siempre de la mano con su Kate, aparentemente tranquila, pero lo suficientemente fuerte como para tener esto en la exuberancia de cheque. Y cerca de él, fuerte en el último tiempo. Su medio perfecto para un viaje perfecto. Pero sin un final feliz. (Filippo Falsaperla, La Gazzeta dello Sport)


El deporte del motor es peligroso: está escrito en el paso que los que trabajan en el paddock del circuito de puesta. Pero el hecho de que las razas son peligrosas, no puedo dejar de llorar por un niño que murió a los 24 años para perseguir su pasión, correr a 300 por hora en dos ruedas. Pero Simoncelli no sólo fue un icono, una imagen sin sustancia. No es casualidad que era considerado el heredero de Valentino Rossi. Debido a que el doctor tenía tan histriónica que se había convertido en un personaje, sino también el talento en moto. Simoncelli se había convertido en protagonista en Moto GG, lo suficiente como para derretir el helado corazón de Shuhei Nakamoto, jefe supremo de la Honda, que fue dirigido a él para hacer la imagen humana de los japoneses. Marcos había sufrido, pero él siempre respondió de una manera: atacar a la pista. "Las carreras no son para señoritas", le dijo un día. Ya, las carreras son peligrosas. Hasta el último rincón.
(Roberto De Ponti, Corriere della Sera)



Entradilla: Elaboración Propia
Foto: Portada de La Gazetta dello Sport y Marca.com

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